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En el momento de adquirir una barbacoa, son muchas las dudas e inquietudes que nos aparecen. Ya sea por el modelo, las dimensiones, el color, el material, la ubicación, el tiempo de instalación…

De este modo, no es lo mismo hablar de una barbacoa de obra que una rústica, de una de diseño que una metálica, entre otros. Opciones todas ella válidas pero diferenciadas según el uso y las necesidades de cada comprador o compradora.

Lo que si debemos tener presente es que queremos unos materiales que sean los adecuados para soportar las altas temperaturas, aportando una mayor confianza en un producto que disfrutaremos durante años.

Es por esta razón, que nuestras barbacoas de obra, están hechas con ladrillo refrectario.

 

¿Y por qué el ladrillo refractario?

Conocemos que no todos los materiales pueden soportar la misma temperatura, puesto que por el contrario las barbacoas acabarían agrietadas o dañadas con un uso convencional. Por lo que un material como la piedra de cerámica no sería tan apto para el uso que hablamos.

Para la construcción de chimeneas, barbacoas, hornos industriales y otras estructuras que necesitan aguantar altas temperaturas, el mejor aliado en su construcción es el ladrillo refractario.

Habitualmente son hechos de varias partes de alúmina o silicio y también, de arcilla chamotte entre otros materiales. Manteniendo el calor allí donde se ha de producir, por lo que no se calientan de más ni tampoco es contraen ni se agrandan.

Así pues, el ladrillo refractario cumple con características que lo hacen único para su función: resistir el calor conservando sus propiedades originales i siendo muy resistente.

 

¿Y en Argemí lo utilizamos?

Si, nuestras barbacoas de obra están hechas con ladrillo refractario, por lo que podemos garantizar unas barbacoas resistentes y muy duraderas.

 

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