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La barbacoa ha sido desde siempre la celebración gastronómica veraniega por excelencia. Calor, piscina a ser posible y alguna que otra cerveza… pero, ¿quién dice que las barbacoas no pueden ser una celebración gastronómica de invierno también?

El frio empieza a acechar aunque eso no debe hacer que tengamos despedirnos de las barbacoas. El invierno es muy largo y no por eso debemos privarnos de placeres como estos que, de momento, son considerados “de verano”. Es cierto que no podrás cocinar en bañador y chanclas, pero la comida te va a sentar igual o mejor que si estuvieras a 30º. Y es que frío tampoco vas a pasar, porque con la barbacoa el calor esta siempre asegurado.

Coge a tu familia o amigos y haz que te acompañen a buscar la comida que vais cocinar. Haz de la barbacoa algo más que un simple “vamos a comer”, conviértelo en una experiencia para todos. Involucra a los más pequeños, hazlo un vivencia divertida, que no se limiten a mirar.

Aunque, a parte de la elección de la materia prima, hay que tener en cuenta otros factores: el fuego, por ejemplo. Hacer un buen fuego no es difícil, pero como todo, lleva su tiempo, por lo que es recomendable que encendamos las brasas aproximadamente una hora antes del momento en que queremos empezar a comer. La llama tiene que ser prácticamente inexistente y el calor debe repartirse de forma uniforme por toda la superficie. ¿Te imaginas lo bien que debe sentar ese calorcito en pleno invierno? Una vez logremos tener unas buenas brasas, será suficiente cocinar los alimentos durante el tiempo y el orden adecuado para que cada cosa quede como es debido. Por último, es muy importante no marear la carne para que esta quede jugosa: no debemos darle la vuelta a las piezas hasta que no estén bien cocinadas por un lado.

Así que, ¿Cuantas barbacoas dices que vas a hacer este invierno?

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